ZIHUATANEJO, GRO.- Migrantes provenientes de Honduras que arribaron vía terrestre de Michoacán al puerto de Zihuatanejo, se quedaron a pasar el día en una jardinera del bulevar Paseo de Zihuatanejo, precisamente en el retorno de la fuente del Sol, pero al poco tiempo fueron abordados por el personal del Instituto Nacional de Migración apoyados por el el personal de la Armada de México.
Alrededor de las 15 horas de este viernes arribaron los extranjeros, pero al quedarse en ese punto céntrico fueron abordados por las autoridades mexicanas, pero presentaron sus documentos y no fueron detenidos, sólo les recomendaron buscar un lugar en donde quedarse.
Por recomendación vinieron al puerto de Ixtapa-Zihuatanejo, pues les dijeron que en Semana Santa, vacaciones, hay una gran cantidad de turismo y podrían obtener buenas ventas de dulces, que es como se ganan la vida y más ahora que la madre de la familia está hospitalizada en Guadalajara, cerca de Michoacán.
Quien iba al frente de la familia era el señor Inés Rodriguez David, “no tengo nada que ocultar, somos la familia Rodríguez Mejía”, compuesta por cuatro hijos; Bime, Jair, Dayansi Berenice y José Inés, también acompañados por su primo que sólo se identificó como Jorge.
Los extranjeros informaron que salieron de su país porque buscan mejores oportunidades, por lo cual han viajado por algunos estados de México, tienen en este país poco más de un año.
Lamentaron que es la gente del pueblo la que les lleva alimentos, porque la Migración siempre llega a intimidarlos con las corporaciones de seguridad.
En el tiempo que estuvieron en la jardinera de la fuente del Sol también fueron abordados por el personal de Prevención del Delito de la Policía Municipal, para auxiliar en lo posible a los extranjeros y hacerles saber que tenían que buscar un lugar en donde alojarse porque no podían quedarse a pasar la noche ahí.
Al final, el extranjero Inés Rodriguez David informó que buscarían un lugar en donde pasar la noche y afirmaron que acudirán a conocer las playas de Ixtapa-Zihuatanejo en donde pretenden vender sus paletas de dulce, las cuales en sí no tienen un precio, simplemente las entregan a la gente y les piden que les aporten “en lo que les puedan ayudar”.
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