La incertidumbre por las extorsiones en Zihuatanejo, en la Costa Grande de Guerrero, ha provocado que las clases fueran suspendidas hasta el lunes, los comercios abran intermitentemente, el servicio del transporte público sea parcial y haya compras de pánico de gasolina, ante el temor de que cierren las estaciones.
“El asunto son las extorsiones, a quien no pague luego luego le quieren ir a quemar sus negocios”, asegura un poblador en condición de anonimato.
La violencia comenzó el lunes cuando hombres armados quemaron un taxi y al día siguiente le prendieron fuego a una Urvan del transporte público. Para el jueves amenazaron a dueños de tortillerías obligando a cerrar la mayoría de los expendios.
En tanto, escuelas primarias, secundarias y preparatorias informaron que suspendían clases hasta el próximo lunes para evitar que profesores y estudiantes sufrieran alguna agresión.
Además, se presentaron filas de autos en las gasolinerías ante un mensaje que se difundió entre los habitantes de que cerrarían estos negocios para evitar ataques del crimen organizado.
La Secretaría de Seguridad Pública del estado informó que intensificaría sus recorridos de vigilancia, pero los habitantes aseguran que el municipio está en uno de los peores momentos de extorsiones que se recuerde.
De acuerdo con reportes de la Fiscalía General del Estado (FGE), en Zihuatanejo operan las organizaciones criminales Guardia Guerrerense y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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