En su mensaje dominical, el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, condenó de manera firme las prácticas de extorsión y cobro de piso que persisten en el puerto, calificándolas como una “grave sangría para la economía familiar” y una causa directa de desánimo entre trabajadores, comerciantes y empresarios.
El líder religioso señaló que estos delitos afectan el desarrollo de la actividad productiva y dañan el derecho al trabajo digno, pues generan incertidumbre, cierre de negocios y pérdida de fuentes de empleo. “La seguridad y el trabajo honesto se ven gravemente vulnerados cuando grupos criminales imponen cuotas y amenazas”, expresó.
Durante su intervención, el arzobispo retomó reflexiones compartidas por el papa Francisco en el Jubileo del Mundo del Trabajo, donde se subraya que el empleo debe ser un espacio libre y solidario, que contribuya a la construcción del bien común. Recordó que el trabajo no solo permite el sustento económico, sino que es parte esencial de la dignidad y realización personal.
González González reconoció a quienes han mantenido sus actividades económicas pese a las dificultades, resaltando el esfuerzo de trabajadores y emprendedores que continúan generando empleos en condiciones adversas. Señaló que quienes invierten y sostienen negocios se convierten en un apoyo esencial para la estabilidad de numerosas familias acapulqueñas.
El arzobispo hizo un llamado a las autoridades para fortalecer las estrategias de seguridad y crear condiciones que permitan el desarrollo económico en un entorno justo y seguro. Asimismo, instó a la ciudadanía a mantener la unidad comunitaria y la cooperación frente a la violencia que afecta al tejido social.
Finalmente, invitó a la población a orar y trabajar para que ninguna familia carezca de oportunidades laborales y para que la paz y la dignidad en el trabajo puedan recuperarse en la región.


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